Cultivar la generación del dividendo demográfico

14 de abril de 2020

Cultivar el dividendo demográfico

Dos décadas después de su creación, el debate sobre los dividendos demográficos ha llegado a oponer dos puntos de vista enfrentados. Por un lado están los ultraescépticos que descartan los dividendos por motivos ideológicos, metodológicos o empíricos. Estos escépticos ven en los dividendos un maltusianismo disfrazado o una idea imposible de probar, o al menos una promesa que hasta ahora no ha superado la prueba definitiva de crear nuevas historias de éxito a la manera de los Tigres Asiáticos. En el otro bando están los superentusiastas que se han vuelto más optimistas con el tiempo. Argumentan que el alcance de los dividendos es más amplio de lo que se imaginaba en un principio: va más allá de un impulso a corto plazo de la economía; sus efectos se extienden a lo largo y ancho, impulsando sectores como la sanidad, la educación y la estabilidad política, y se extienden a la siguiente generación.

Entre estos dos extremos existe una posición intermedia, que considera que los dividendos dependen en gran medida de las políticas. Esta posición no es nueva. Fue defendida por los primeros teóricos de los dividendos, pero tuvo poco éxito mientras se mantuvieron vagas las políticas exactas necesarias. Con sólo vagas referencias a las "políticas apropiadas", los planificadores tienen poca orientación para cribar la lista de posibles intervenciones. Como resultado, ahora existe un riesgo real de que los dividendos demográficos se conviertan en una mera palabra de moda estirada más allá del reconocimiento y simplemente cooptada como cobertura ideológica para justificar las preferencias políticas preexistentes.

Para ser claros, hay algunas orientaciones sobre principios generales para producir un dividendo. Lo que necesitamos, sin embargo, es una mayor especificidad en los programas. Como mínimo, debemos identificar intervenciones prometedoras. Y lo que es más importante, debemos mostrar cómo estos programas ayudan a lograr el alcance completo de los dividendos, incluyendo cómo los dividendos pueden extenderse a múltiples sectores y a la siguiente generación. Proponemos este marco.

Cultivar la generación DD

La idea central de nuestro marco es "cultivar la generación de dividendos". En comparación con las formulaciones existentes para "cosechar" o incluso "aprovechar" el dividendo, esta idea innova en dos sentidos: en primer lugar, hace hincapié en la necesidad de plantar una semilla y vigilar su crecimiento (invertir y supervisar cuidadosamente la producción de dividendos), en lugar de limitarse a cosecharla o utilizarla. Además, su enfoque en las personas llama la atención sobre los agentes clave que generarán este producto final.

Cultivo concertado: En Lareau (2003), el cultivo concertado se refiere a un estilo de crianza estratégico dirigido deliberadamente a construir el capital cultural y social de los niños. Esta crianza intensiva está diseñada en última instancia para fomentar la movilidad social mediante la incorporación sistemática de actividades extraescolares en la vida cotidiana de los niños. Trasladado al ámbito del desarrollo nacional, exige una crianza estratégica de los jóvenes que construya su "capital de desarrollo", convirtiéndolos en agentes capaces del desarrollo nacional.

Las 3E del UNFPA: El Fondo de Población de las Naciones Unidas acuñó este acrónimo para destacar la importancia de "Educación, Empleo y Empoderamiento" como tres piedras angulares para impulsar las perspectivas de un dividendo nacional. Nosotros ampliamos el concepto del UNFPA en tres aspectos.

  • En cuanto a la educación, distinguimos entre educación formal y competencias extracurriculares, incluidas las competencias sociales.
  • Con respecto al empleo, vamos más allá del empleo como fin. Por el contrario, lo consideramos firmemente como un medio para apoyar a otros grupos y esto debe reflejarse en los sectores seleccionados para la creación de empleo; en otras palabras, las inversiones de los países para crear puestos de trabajo para los jóvenes adultos no están destinadas a beneficiar únicamente a los jóvenes. En otras palabras, las inversiones de los países para crear puestos de trabajo para los jóvenes adultos no están destinadas a beneficiar únicamente a los jóvenes, sino que deben dirigirse a satisfacer las necesidades de otros grupos sociales.
  • En lo que respecta a la capacitación, consideramos cuatro esferas concéntricas: la personal, la doméstica, la laboral y la comunitaria. Estas esferas se describen con más detalle a continuación. Este empoderamiento a múltiples niveles constituye el "capital de desarrollo" necesario para transformar la actual generación de jóvenes en un poderoso agente de cambio para el desarrollo.

Un enfoque sistémico: Muchos países de renta baja persiguen actualmente ambiciosos objetivos de desarrollo en el marco de la agenda de los ODS de las Naciones Unidas. Estos ambiciosos objetivos requieren inmensos recursos o políticas muy eficientes. Los expertos coinciden en que el habitual enfoque sectorial fragmentario no sería suficiente. En su lugar, recomiendan un "enfoque sistémico" basado en las sinergias entre objetivos. Sin embargo, activar este enfoque requiere un buen punto de partida. Nuestro marco propone la "generación de dividendos" como potente punto de partida para mejorar el bienestar socioeconómico del resto de la población.

La generación de dividendos como punto de entrada

La generación del dividendo(GenDD) es la cohorte de adultos jóvenes nacidos en torno al inicio de la transición demográfica de un país. Para la mayoría de los países africanos, corresponde a los adolescentes y adultos jóvenes nacidos después de 1990 y que ahora alcanzan la mayoría de edad. Este grupo es un buen punto de entrada por varias razones.

  • Su tamaño es históricamente grande
  • representa una etapa vital crucial en la que se toman decisiones importantes sobre escolarización, formación de la familia, fertilidad, migración y carrera profesional
  • Su vida útil sigue siendo larga
  • Puede servir de puente entre dos generaciones, atendiendo por igual a las necesidades de adultos, ancianos y jóvenes.
  • Tiene las capacidades y la disposición para innovar y ayudar a las naciones a sacar partido de las megatendencias mundiales.

En conjunto, si esta generación se "cultiva" bien, puede convertirse en un poderoso catalizador del desarrollo sostenible al producir y ampliar los dividendos demográficos.

Cuatro áreas de cultivo

Cultivar plenamente esta generación requiere programas en cuatro áreas concéntricas, entre ellas:

  • Capital personal, es decir, autoconciencia y planificación de la vida personal, incluida la planificación familiar en sentido amplio.
  • Capital doméstico, es decir, habilidades de producción doméstica (reparaciones domésticas, primeros auxilios, presupuestos familiares) y crianza/gestión de las relaciones familiares.
  • Capital económico y laboral, es decir, educación y otras cualificaciones relacionadas con el trabajo.
  • Capital de servicio comunitario, es decir, formación sobre las necesidades, la logística y la ética del servicio comunitario.

Repercusiones en otros grupos

En nuestro marco, la GenDD no se cultiva sólo para sí misma. Más bien, se capacita para servir a toda la sociedad, incluyendo:

  • Impulsar la productividad de los trabajadores adultos favoreciendo su transición a la era digital;
  • Mejorar la salud y el bienestar de las personas mayores atendiendo sus necesidades de salud y cuidados cotidianos;
  • Atender las necesidades de los niños más pequeños y los lactantes mediante tutorías, tutorías y necesidades de desarrollo temprano;
  • Preparar a la próxima generación mediante una mejor planificación de las familias, el cuidado de los niños y la crianza de los hijos.

En definitiva, al crear empleo en los sectores mencionados, los planificadores pueden matar varios pájaros de un tiro: No sólo emplean a jóvenes, sino que lo hacen de una manera que también mejora la vida de todos los demás grupos demográficos. Los beneficiarios no se limitan a otros grupos de edad, sino que incluyen a poblaciones vulnerables como los pobres, los sin techo, los huérfanos y las personas con discapacidad.

Efectos de propagación en el tiempo

Además de repercutir en otros grupos, las inversiones en GenDD también pueden propagarse en el tiempo. Aunque los beneficios del primer dividendo -queprocede del empleo y el consumo de la GenDD- se producena corto plazo, los países pueden obtener un segundo dividendo treinta años más tarde, cuando la GenDD entre en edad de jubilación. Este segundo dividendo surge de los ahorros para la jubilación de esta cohorte. Un tercer dividendo, menos discutido en la literatura, puede surgir del aumento de las inversiones realizadas por los GenDD providentes en la educación y el capital humano de la siguiente generación.

Cuando esta siguiente generación, más productiva, entra en la población activa años más tarde, puede prolongar los impulsos iniciales del primer y segundo dividendos. El resultado final es, por tanto, una cascada de olas que puede espolear un largo ciclo de cambios demográficos y socioeconómicos.

La experiencia PICHNET

Para concretar este marco, queríamos identificar los tipos de programas rentables que (a) construyen eficazmente las cuatro formas de capital entre adolescentes y adultos jóvenes, y (b) fomentan los efectos indirectos en otros grupos y a lo largo del tiempo. Para ello, realizamos un estudio longitudinal de casi 5.000 jóvenes después de graduarse en la escuela secundaria. El estudio incluía una entrevista de referencia a todos los estudiantes de secundaria y, a continuación, la selección aleatoria de subconjuntos de estudiantes para que participaran en diferentes programas dirigidos a las cuatro formas de capital enumeradas anteriormente. Algunos ejemplos son los siguientes:

  • Capital personal: Planificación del desarrollo personal; evaluaciones de salud; movilización de redes sociales.
  • Capital doméstico: Primeros auxilios, cocina, reparaciones domésticas, reparaciones del coche, presupuesto familiar
  • Capital de trabajo: Informática, nuevos idiomas, comunicación, trabajo en equipo y liderazgo.
  • Capital comunitario: Documentales sobre poblaciones vulnerables, aprendizaje del lenguaje de signos, visitas a orfanatos y prisiones

Primeras impresiones

Dado que nuestra segunda oleada de entrevistas aún no ha concluido, todavía no se puede evaluar plenamente el impacto de nuestros programas. Sin embargo, hemos obtenido información valiosa sobre la logística y la demanda local.

  • Gran demanda por parte de los jóvenes: Existe una gran demanda de jóvenes para estos programas de cultivo y otros similares. Testigo de ello son los numerosos solicitantes durante el programa piloto de 2018. Incluso durante la fase experimental, muchos padres presionaron tenazmente para inscribir a sus hijos en la rama experimental del proyecto, incluso cuando se les dijo que la selección era aleatoria. Tanto durante la fase piloto como en el experimento real, los participantes anhelaban seguir participando incluso después de que los experimentos -organizados en torno a actividades de campamentos de verano- hubieran terminado. En retrospectiva, esta demanda no es sorprendente. Debido a la fuerte competencia laboral, la desigualdad de oportunidades y la desintegración familiar en la región, este tipo de programas ofrecen un servicio muy necesario que merece ser institucionalizado.
  • Buena voluntad. Quizá lo más sorprendente fue el extraordinario nivel de buena voluntad observado en las personas que se ofrecieron voluntarias para ayudar a dirigir o coordinar los numerosos programas organizados durante el verano. Entre los voluntarios solían figurar jubilados, profesores con horarios libres y padres cuyos hijos se habían beneficiado de nuestras actividades anteriores. A escala nacional, esto sugiere que los esfuerzos para apoyar a la juventud pueden suscitar el apoyo generalizado de los voluntarios.
  • Selección de los participantes. Dado que en nuestra fase piloto y experimental se utilizaron distintos enfoques para seleccionar a los participantes (basado en los méritos frente a aleatorio), fue posible comparar el rendimiento de los becarios durante los propios campamentos (incluso antes de evaluar las repercusiones). El resultado claro no favoreció la selección aleatoria. Aunque la selección aleatoria es un requisito en un estudio de investigación, afecta a los índices de participación. Es probable que muchos internos, por muy dispuestos que estén, falten a las sesiones debido a problemas económicos, de transporte o familiares. Impulsar e igualar la participación requiere medidas de apoyo que permitan la participación de los niños de familias con ingresos más bajos.
  • Heterogeneidad. En relación con lo anterior, los internos procedían de un conjunto muy diverso de entornos que requería una adaptación sustancial en la instrucción y el agrupamiento. Incluso excluyendo a los estudiantes que habían abandonado los estudios antes de terminar la secundaria, existe una gran heterogeneidad en cuanto a antecedentes familiares y preparación académica dentro de este grupo de edad.
  • Enfoque participativo. Encontramos un gran valor en la mayoría de los esfuerzos por implicar a los jóvenes en el diseño y la puesta a punto de los programas. Aportaron valiosos conocimientos -sobre las circunstancias, intereses y posibles reacciones de sus compañeros- que permitieron mejorar la utilidad de las actividades previstas. La lección aquí es que, al poner en marcha cualquier programa nacional para cultivar la juventud, los diseñadores deben buscar seriamente la aportación y la participación de los jóvenes en la fase de diseño.
  • Regalos tangibles frente a intangibles. Los programas de transferencia suelen organizarse para repartir bienes materiales o servicios tangibles (dinero, comida, formación...). El nuestro tenía inicialmente el mismo espíritu, pero pronto nos dimos cuenta de que algunos de los módulos más populares eran los que ofrecían regalos intangibles, como la oportunidad de que los jóvenes soñaran a lo grande, recuperaran su dignidad, fueran escuchados y trabajaran con adultos de confianza. El potencial de una programación centrada en parte en estos dones intangibles merece una seria consideración.

Por Parfait M. Eloundou-Enyegue y Sarah C. Giroux (Universidad de Cornell y PICHNET)

Para más información, envíe un correo electrónico a pme7@cornell.edu o sh104@cornell.edu

Créditos de las fotos: PICHNET (pichnet.com)

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